Se alza en la antigua vía medieval que unía Toledo y Valladolid, sobre un pequeño montículo de piedra de granito, dominando el Valle del río Alberche. Esta columna toscana de unos cuatro metros de altura fue construida en el siglo XVI para otorgar jurisdicción a la Villa de Cebreros como lugar para el cumplimiento de castigos y penas. Se remata con un capitel renacentista con cuatro cabezas humanas orientadas a los cuatro puntos cardinales, terminado con una pirámide troncada decorada con estrías.
Es una de las pocas picotas que se conservan en España y merece la pena acercarse porque desde la picota de Cebreros se puede contamplar una bonita vista.