En el Palacio Los Serrano, hasta febrero de 2008
Ávila inaugura la antología más amplia sobre el pintor López Mezquita
Se le llegó a calificar como «el Mozart de la Pintura» y está considerado uno de los mejores retratistas de la historia de la pintura en España. Todas las etapas de su trayectoria ahora pueden verse en las cerca de 90 piezas que conforman ‘López Mezquita. De Granada a Nueva York’, que puede verse en el Palacio Los Serrano de la capital abulense hasta el 3 de febrero.
La Obra Social de Caja de Ávila, en colaboración con diversas entidades, en especial la Hispanic Society of America de Nueva York, así como con coleccionistas privados, como la propia familia del autor o Félix López, se convierte en la última parada de esta muestra itinerante que se inauguró en diciembre del año pasado en Granada y que ha recorrido algunas de las ciudades más significativas en la vida del artista granadino.
Finaliza, precisamente, en la ciudad donde pasó su último invierno y donde, según explicó el comisario de la exposición, Javier Pérez Rojas, pintó numerosas obras que le hicieron ser conocido, entre otras cosas, por sus retratos de tipos regionales y escenas costumbristas.
Fue en Ávila, según recordó el presidente de Caja de Ávila, Agustín González, donde instaló uno de sus estudios, junto a la iglesia de San Martín, y donde anheló abrir un museo, deseo truncado por la gran depresión económica que azotó a la sociedad en una época en la que la corriente realista-vanguardista tuvo en López Mezquita a uno de sus máximos exponentes.
Por su vinculación con Ávila, en este sentido, la exposición antológica y cronológica que ya puede visitarse en el Palacio Los Serrano, el espacio cultural de Caja de Ávila en la ciudad, incluye un «apartado especial» dedicado exclusivamente a obras realizadas durante las épocas que López Mezquita pasó en la capital abulense.
Carmina Fernández, su nuera, que asistió a la inauguración de la muestra en compañía de la nieta del artista, se mostró, en este sentido, «agradecida» a las entidades que han hecho posible sacar adelante este proyecto, especialmente a Caja de Ávila, por ser la última parada de la exposición, en la ciudad donde «pintó cuadros que luego paseó por todo el mundo, diciendo que era feliz sólo contemplando estas murallas de Ávila».
Por todo ello, la muestra lleva por subtítulo ‘Épocas e itinerarios de un pintor cosmopolita: de Granada a Nueva York’, teniendo en cuenta que José María López Mezquita fue un «joven prodigio con dotes excepcionales para la pintura que tuvo una ascensión sorprendente».
Desde la Granadina (1900-01) que se ha seleccionado para las portadas de los catálogos editados con motivo de esta muestra hasta los Seminaristas de Ávila (1952) cedidos por la Hispanic Society of America, pasando por El velatorio (1910), la Odalisca (1918) o el Retrato de Miguel de Unamuno (1926), la exposición que puede verse en Ávila supone una revisión y actualización de la obra del pintor y pone un mayor acento en piezas menos conocidas que se dan a conocer por primera vez en España.