Los Toros de Guisando de El Tiemblo

Los Toros de Guisando de El Tiemblo

De regreso del macizo oriental de Gredos, no debemos dejar escapar la oportunidad de visitar los famosos Toros de Guisando, esculturas en forma de berracos, cerdos o toros (pues todavía hoy no hay un acuerdo unánime), que permanecen anclados en la tierra como testigos de la cultura que los erigió. Los Vettones, un pueblo de origen celta que poblaba las provincias de Ávila, Salamanca y Portugal antes de la llegada de los romanos, nos dejo múltiples berracos de piedra de tosco relieve que aún hoy se conservan en varios castros y localidades del centro peninsular. Quizá los mejores ejemplos los tenemos aquí, porque suelen presentarse de forma más aislada, y aquí al menos contamos con cuatro ejemplares. 

Para los ávidos de conocimiento histórico, situados en la falda del cerro de Guisando, lugar de tránsito de los rebaños de la mesta, están los citados Toros de Guisando, tres esculturas íberas de piedra fechadas en el siglo III a.C. que recuerdan en su forma a tres bovinos.

Los Toros son parte imprescindible del patrimonio arqueológico de la comunidad. Algunos historiadores cuentan que los Toros presenciaron como Enrique VI nombraba a su hermana Isabel La Católica reina de Castilla, allá por septiembre de 1468. Aunque por el momento, se desconoce cuál fue el principal cometido de estas construcciones de granito, se habla de que pudieron ser imágenes indicadoras y protectoras de los campos de los que estaban enclavados.

Como curiosidad, uno de estos berracos muestra una inscripción romana: «Longinus Prisco Calaetico Patri FC», aunque su cronología bien podría establecerse en el siglo III antes de Cristo

Contemplar estos bloques de piedra granítica anclados en el terreno desde hace más de dos milenios, causa una sensación extraña, que empequeñece la duración de nuestras vidas ante semejantes hitos atemporales. Un buen lugar para poner punto final a esta ruta, y hacernos algunas fotos con estos símbolos imperecederos de nuestra cultura y de la historia de Ávila. 

«Y los Toros de Guisando, casi muerte, casi piedra, mugieron como dos siglos, hartos de pisar la piedra». (Federico García Lorca en Llanto por la muerte de Ignacio Sánchez Mejías).

Existen varias leyendas sobre los Toros de Guisando, además, el halo de misterio que rodea a las figuras las convierte en piezas muy importantes para el estudio de los verracos peninsulares.

Para llegar hasta ellos debemos tomar la carretera nacional que une San Martín de Valdeiglesias con El Tiemblo, y a unos tres kilómetros de esta segunda localidad tomar un desvío señalizado a mano derecha, que nos lleva en dos kilómetros escasos hasta los Toros. Justo enfrente se eleva el monte de Guisando, primera elevación de la sierra de Gredos por esta parte, y en sus laderas aún puede observarse los restos del monasterio de los Jerónimos, hoy de propiedad privada.   El paisaje lo componen las dehesas de fresnos, los ricos pastizales y una frondosa vegetación ribereña. Se trata de una zona protegida con bellos paisajes.

Los Toros de Guisando están abiertos al público permanentemente y no están sujetos a restricciones de horarios.