Ávila

ÁVILA

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  A cuarenta y cinco kilómetros de Cebreros, historia, arte, mística, tradiciones, gastronomía y naturaleza se aúnan para ofrecer al visitante una enriquecedora estancia en Ávila: ciudad medieval de las tres culturas declarada Patrimonio de la Humanidad, la ciudad del Camino de la Lengua, de la Red de Juderías, que consecuencia de su fructífero pasado conserva murallas, casas, palacios, templos, conventos…

  Regada por el Adaja, Ávila se levanta sobre una meseta fría a 1.127 metros de altitud, constituyéndose como la capital de provincia más alta de España. En lo más alto, se encuentra situada su catedral, que es uno de los lugares más turísticos por ser la más antigua del gótico español.

  Pero la imagen de la ciudad medieval viene configurada por sus murallas, monumento que la explica y la configura, un magnífico aparato bélico de más de 2.000 metros de perímetro y 88 torreones que representan lo que fue: una ciudad amurallada.

  Ávila es conocida como la tierra de cantos y de santos, como San Juan de la Cruz o Santa Teresa de Jesús, a quien la ciudad recuerda cada 15 de octubre con las fiestas patronales celebradas en su honor.

  Ávila, la ciudad de las tres culturas, islámica, hebrea y cristiana, es punto de partida para viajar por el arte y la tradición. Su pasado vetón recorre la cultura de esta ciudad que es una y son varias. La mística Santa Teresa de Jesús recorre todavía las calles y roza con su hábito las fachadas de los edificios históricos de una villa tan antigua como moderna, tan sobria como audaz.

  De todas las ciudades de Castilla y León, Ávila es una de las más antiguas. La cultura celtibérica fue la primera que dejó su huella: ahí están los verracos de piedra y la proximidad del Castro de las Cogotas, epicentro de la cultura vetona. También Roma pasó por aquí y la cultura árabe arrasó sus tierras hasta ser finalmente reconquistada por los cristianos.

  Ordenada y orgullosa, la capital del Adaja conjuga lo antiguo y lo moderno e invita a un paseo por su interior desde lo alto de las almenas de la muralla que la protege desde hace siglos y desde donde se contemplan excelentes vistas de la ciudad. Precisamente es la gran cordillera amurallada la que ha dado fama universal a esta villa, que atrae a viajeros de todas las partes del mundo siguiendo la estela de Santa Teresa e interesados por descubrir una ciudad milenaria que despierta en los albores del siglo XXI. Tiene la misma edad que Nôtre Dame.

  El tramo oriental de su muralla es el más atrayente y sobre él descansa el grueso de la ciudad extramuros. Las crónicas no parecen ponerse de acuerdo en el inicio de su construcción, aunque algunos documentos demuestran que fueron el francés Florín de Pituenga y el romano Casandro los maestros de su geometría. No se conoce con precisión la fecha en que se colocó la primera piedra de esta obra de la ingeniería universal, aunque algunos cronistas la fechan en el siglo XI, prolongándose durante nueve años.

  Mil novecientas personas participaron en su construcción, la mayoría musulmanes cautivos. De ahí que, aunque el conjunto es románico, cuenta con importantes rasgos árabes. La muralla defensiva, contemporánea en su construcción con la catedral de Nôtre Dame de París, fue un factor determinante a la hora de configurar el urbanismo de la ciudad. Durante casi un milenio sirvió de protección y también se utilizó para facilitar el control de los intercambios comerciales.

  Rectangulares, con dos kilómetros y medio de longitud (una hora de paseo) tienen nueve puertas de entrada y más de 2.000 almenas vigilan, hoy como ayer, el horizonte abulense. La Puerta del Alcázar y la situada junto a la Basílica de San Vicente, son dos importantes atractivos que el visitante no debe obviar.

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  La presencia de Ávila en la historia permanece ligada a la figura de Santa Teresa de Jesús y San Juan de la Cruz. La primera es la célebre autora de Las Moradas y el segundo es un abulense universal que elevó la poesía mística española a su cota más alta.

  Santa Teresa de Jesús es la figura abulense más enraizada con la cultura cristiana. Personaje histórico de marcado carácter universal, deja en esta ciudad un legado místico imborrable fruto de su reforma carmelitana. Lugares donde permanece su huella son el Convento de Santa Teresa, erigido sobre el solar de su casa natal. Otros muchos monumentos hacen referencia a la vida de la Santa: el Palacio de Núñez Vela, la Iglesia de San Juan, donde se conserva su pila bautismal, y el Monasterio de Santa María de Gracia. El de la Encarnación, junto al convento de San José, es el lugar teresiano más emblemático.  

  Bien es cierto que otros muchos personajes marcaron la historia de la villa a lo largo de los siglos. Dado el crisol de sus testimonios culturales, escritores hebreos y musulmanes dejaron su huella. Hebreo fue Nissim Ben Abraham, autor del Libro de la Sabiduría, y Mose de León escribió durante el siglo XIII la Rosa del Testimonio y del Esplendor, obra cumbre de la mística judía. Árabe fue el llamado Mancebo de Arévalo, que escribió la Tafira, diario de viajes que recoge la tradición musulmana y uno de los últimos escritos espirituales del islam español.

  La primera catedral gótica de España: El viajero que quiera adentrarse en la Ávila moderna ha de hacerlo sin prisa para saborear con calma sus calles, plazas y rincones. Merece la pena perderse por el Paseo del Rastro, donde permanece inalterable un espléndido mirador hacia el Valle de Amblés.

  Otra panorámica interesante es la que ofrece el lienzo norte de la muralla o la que se divisa desde los Cuatro Postes cuando cae la noche, con la muralla completamente iluminada. Interesantes iglesias son las románicas de San Pedro, San Andrés, San Esteban, San Segundo, San Nicolás, San Martín o Santo Tomé. Su templo catedralicio está considerado como el primer exponente del gótico español y en él destaca su retablo mayor, el claustro y la girola.

  Si el visitante prefiere perderse por la Ávila medieval y renacentista, nada mejor que visitar el Palacio de los Velada, Valderrábanos, Núñez Vela, Polentinos o Dávila. Casas nobiliarias son las de los Águila, Bracamonte, Almarza, Superunda, Verdugo o Los Guzmanes.

  Los escritores enamorados de la ciudad: Será la Generación del 98 la que mejor refleje el espíritu de la capital de Santa Teresa. Reconocidos escritores de la talla de Azorín, Pío Baroja y Miguel de Unamuno contemplan la ciudad desde la perspectiva noventayochista. El universal Federico García Lorca dedica algunas páginas de juventud a Ávila, después de pasar un breve espacio de tiempo por estas tierras. Los poetas Dionisio Ridruejo y Luis Rosales también se prendaron de la ciudad de la muralla.

En el siguiente enlace tienen un completo texto con información turísitica de Ávila.